Radio Cadena Agramonte emisiora de Camagüey
Moscú, 30 dic.- El Gobierno de la Federación de Rusia denunció este lunes 29 de diciembre, un intento de magnicidio ejecutado por el régimen de Kiev mediante el despliegue de 91 vehículos aéreos no tripulados de largo alcance. El objetivo del ataque fue la residencia oficial de Valdai, ubicada en la provincia de Nóvgorod, donde reside habitualmente el presidente Vladímir Putin.
Según el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, los sistemas de defensa antiaérea lograron neutralizar la totalidad de los dispositivos enemigos sin que se reportaran víctimas ni daños materiales. Este suceso es calificado por Moscú como una transición definitiva de Ucrania hacia una política de terrorismo de Estado, lo que altera el tablero diplomático internacional.
La ofensiva ocurre en un momento de alta sensibilidad política, coincidiendo con una serie de contactos directos entre el Kremlin y la administración entrante de los Estados Unidos. Lavrov destacó que resulta contradictorio que se intenten ejecutar acciones bélicas de tal magnitud mientras avanzan conversaciones de paz en Washington. Ante esta provocación, el canciller aseguró que las Fuerzas Armadas rusas ya han definido los objetivos y el momento de las respuestas estratégicas. La imprudencia de estas acciones militares no quedará impune y marcará un endurecimiento en la retórica de seguridad por parte de la nación euroasiática.
A pesar de la gravedad del incidente, Moscú manifestó que no planea abandonar la mesa de diálogo con la representación estadounidense, aunque sí será imperativo revaluar los términos de cualquier acuerdo futuro. Lavrov insistió en que la naturaleza criminal del mando en Kiev obliga a Rusia a ser más cautelosa y exigente en sus posturas negociadoras. El cambio de táctica de las fuerzas ucranianas, al atacar estructuras civiles y sedes gubernamentales alejadas del frente de batalla, es visto como un intento desesperado por descarrilar los esfuerzos diplomáticos que buscan poner fin al conflicto armado de manera definitiva.
La residencia atacada, conocida también como Uzhín, forma parte de un complejo de alta seguridad que incluye puntos estratégicos como el propio Kremlin y Bocharov Ruchey en Sochi. El hecho de que los drones hayan recorrido largas distancias para alcanzar la provincia de Nóvgorod evidencia una escalada tecnológica en el armamento suministrado a Kiev. No obstante, la efectividad de la inteligencia rusa permitió anticipar y anular la amenaza antes de que pudiera comprometer la integridad del mandatario. Este evento refuerza la tesis rusa sobre la necesidad de establecer zonas de exclusión de seguridad mucho más amplias alrededor de sus fronteras.
En el plano internacional, la tensión aumenta tras la reciente reunión en Florida entre el presidente de EE. UU. Donald Trump y su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski. Horas antes de dicho encuentro, el presidente estadounidense mantuvo una extensa conversación telefónica con Vladímir Putin, donde se reportaron avances significativos en un 95 por ciento de los temas en disputa. Sin embargo, el ataque con drones en territorio ruso parece ser un intento de sabotear el clima de entendimiento que, según Trump, ya vislumbra una resolución para el Donbas y el cese de las hostilidades.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, confirmó que se prepara una nueva comunicación de alto nivel entre Moscú y Washington para abordar las implicaciones de este ataque. La diplomacia rusa sostiene que el régimen de Kiev actúa bajo una lógica de sabotaje ante la posibilidad real de un acuerdo de paz que no favorezca sus intereses personales. Con los objetivos de respuesta ya trazados, el mundo observa con atención cómo este suceso redefinirá las condiciones de una guerra que parece acercarse a su punto de quiebre, entre la vía diplomática y la respuesta militar contundente. (Texto y Foto: Cubasí)
